Empezando por el envoltorio, la presentación es clásica y con el papel aluminio “abrigando” el cuello de la botella, a mí es un detalle que me gusta, le da prestancia.
En cuanto al contenido, bueno, me ha defraudado un poco y no por la cantidad precisamente (medio litro está muy bien), es una lager que no destaca por nada.
Al probarla me he encontrado con una cerveza flojilla, las burbujas apenas se notan. Tiene cierto aroma “floral”, ¿colonia?, que le da un poco de gracia pero en seguida desaparece. Al tragar el líquido, queda un sabor terroso, a malta, y casi enseguida, aparece en el paladar un resto amargo, apagado, pero que no tiene chispa. Hay cervezas con un gran sabor amargo.
Además, al ser medio litro, si tardas un poco en beber, es como si te estuvieras bebiendo un litro de cerveza que hubieras dejado abierto el día anterior en la nevera.
Da la impresión de que con esta cerveza hubieran querido satisfacer a todos los gustos y eso es imposible.
