Si además miramos la graduación de alcohol (8,5º) nos damos cuenta de que estamos ante una cerveza ”para hombres de pelo en pecho”. Por favor, que no se enfaden las féminas, ellas también pueden beber esta cerveza...si les aparece vello en el torax, incluso en los hombros, será responsabilidad suya.
En serio, es una cerveza "seria".
Tiene bastante gas, muchas burbujas, esto le aporta chispa y fuerza, está fabricada con cebada y trigo, que le da suavidad y el toque dulce-afrutado que nos llevará a empinar el codo, quizás, demasiado alegremente. Pero, no nos engañemos, pasados unos minutos desde esos primeros tragos, generosos y refrescantes, un suave calorcillo nos invadirá el estomago y, sin saber como, nos subirá hasta las orejas, nuestra mente comenzará a trabajar a un ritmo más lento; de pronto, los problemas cotidianos pasarán a un segundo (o tercer) plano y nuestra imaginación gozará del combustible extra que nos hará pasear por pensamientos recónditos y placenteros que todos almacenamos celosamente en nuestro interior.
Volviendo a la cata (dios ya me la he bebido!!), es una cerveza con un sabor envolvente, cálido, que recuerda a olores de cereales, su color es dorado, transparente a pesar del trigo y con unas burbujas duraderas, pequeñitas y muy abundantes. Su espuma es persistente, densa, muy blanca y se queda adherida a las paredes del vaso.
Si la tomamos con responsabilidad, puede ser una experiencia agradable. Beberla de forma lenta y pausada, sin importar que se caliente un poco, es la forma más adecuada de disfrutar de Judas (por Dios, qué sacrilegio).
