Esta cerveza de trigo no parece de trigo.
Ya está éste con sus tonterías, dirá alguno. Y no le faltará razón, pero intentaré explicarme rápidamente.
La primera impresión es que "no era cerveza alemana", no lo digo por sus cualidades, ha sido antes de probarla. Al ver la marca, he pensado: Damm ha hecho una cerveza de trigo, es decir, una empresa española ha hecho una cerveza que se aleja de los gustos mayoritarios de nuestro país, está bien innovar. A mí me gustan bastante. Bueno, he mirado la etiqueta y he visto que "se la fabrican en Alemania".
No pasa nada, está bien, si no fuera porque uno prueba otras cervezas de trigo alemanas 100% y son refrescantes, aromáticas, dulces, casi afrutadas; pero ésta no.
Lo siento, por eso decía que no parece de trigo. Es como una de cebada pero que sabe a una de trigo sin serlo tampoco (vaya lío ¿no?), por lo que decía, le faltan muchos atributos o los tiene pero muy diluidos. Además, tradicionalmente estas cervezas son turbias y dejan posos, si las tumbas en el frigorífico, al sacarlas, se puede observar fácilmente un hilo de restos de arriba a abajo; ésta además tenía en el borde, cerca de la apertura, uno pasta marrón difícil de definir. No me ha gustado el detalle.
No perderemos más el tiempo con ella. Esto no es lo que esperaba al abrirla.