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6 ene 2012

Früh Kölsch

Medio litro de agua, cebada malteada y lúpulo. Así de simple y así de buena. ¡No era tan difícil!.
Da gusto encontrarse con una buena cerveza, me acabo de beber un vaso y ya me apetece el siguiente, claro indicativo de las buenas cualidades que estoy encontrando en esta alemana de nombre impronunciable para un hispano parlante.

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Entrando en harina. Es una cerveza muy ligera, que para beberte medio litro del tirón viene de perlas, pero no a la moda Coronitas, no. Es ligera, no intranscendente, al entrar en boca es amarga pero esta sensación ¡desaparece muy rápido!, parece que se te va a secar la lengua pero al contrario, pasa deprisa  y te apetece otro sorbo inmediatamente, como si necesitases una repetición de la jugada.
Además de amargar un poquito no deja mucho más en el paladar pero, creo, no le hace falta. Refresca y es aromática, si cierras los ojos parece que estás en medio de un prado verde con las vacas pastando a tu alrededor...pero tranquilos, no te llegan sus emanaciones de metano, tan sólo el suave frescor del heno y las flores silvestres.
Respecto al color y "presencia"; es clara, rubia, muy pálida, con una buena espuma. Viene en una bonita botella con etiquetas de diseño clásico, lo que uno espera cuando va a comprar una cerveza alemana (o un coche), práctica y agradable por fuera, contundente y eficaz por dentro.
 Así uno tras otro, a buenos tragos, te liquidas pronto el primer vaso. Vamos a por el segundo.
No llena nada.