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12 jul 2011

Leffe Blonde

Estamos ante una cerveza de "abadía" belga. Estoy pensando que quizás debí coger los hábitos hace algunos años, hubiera aprendido mucho de cerveza o al menos, entre salmo y salmo, algo me habrían enseñado los doctos monjes cerveceros.

Me habían hablado de esta cerveza y, sinceramente, esperaba otra cosa. No digo que no esté buena, pero no se ajusta a mis gustos. Explicaré por qué.


Al servirla en el vaso he observado un bonito color tostado, más amarillo que tostado, y abundante espuma también un poco amarilla. Lo mejor ha sido el aroma. Desprendía suaves olores a hierbas aromáticas y maltas. Todo indicaba que el sabor acompañaría estos indicios tan prometedores.

Pero no, me ha defraudado un poco, es posible, como he dicho, que las expectativas fueran altas. Me ha parecido, sobre todo, un poco pastosa; no me ha "refrescado" y me ha "llenado" mucho. No es por tanto una cerveza muy ligera, aunque tiene suficientes grados de alcohol para imprimirle un buen carácter (6,6º) y darle cuerpo. Resulta, además, demasiado dulce. Después de probarla ¡no me apetecía tomarme otra!.

Como he dicho, esto no es más que mi impresión sobre esta cerveza. Habrá "maestros" que la encuentren exquisita, excelsa...yo no. Es cuestión de gustos.