Después de mucho tiempo desde mi última entrada, vuelvo a la carga.
Me he reservado, como casi siempre, un viernes para poder tomarme (sin remordimientos) medio litro de cerveza. Esta vez ha caído en mis manos una cerveza japonesa, creo que puntera en el país del sol naciente.
Los coches los hacen bien, los ordenadores, las calculadoras, los relojes Casio también, incluso, me aventuro a decir (no lo he probado), que el sake lo hacen estupendamente. Pero como todas sus cervezas sean como esta, conmigo que no cuenten.
Seguro que se trata de una bebida de calidad, como todo lo que fabrican. Seguro que en su fórmula sólo encontraremos materias primas de calidad. Seguro que la envasan y la distribuyen con una eficacia nipona. Pero seguro que no es del gusto europeo. O casi seguro. ¿Cuántas veces he puesto "seguro"?. No estoy muy seguro de estar escribiendo de una forma muy ortodoxa.
No os voy a aburrir más, no merece la pena.
Me ha parecido agua de color amarillo con sabor a cerveza. Muy refrescante, sí; de un color amarillo claro muy "limpio", sí; con una espuma blanca, fina, suave, sí. Pero entra que ni te enteras de que te la estas bebiendo, no deja en la boca más que un ligero saborcillo metálico, muy tenue y cuando terminas un trago no te apetece el siguiente. Mira que yo a estas horas estoy deseando tomarme una cerveza, pero algo así no.
No tengo mucho más que decir. Me da pena encontrarme con estas cervezas, yo siempre espero una Spaten...pero está visto que no es posible.
Creo que es la primera vez que termino de escribir la entrada y aún no he dado cuenta de la botella. A pesar de esto, no es la peor que he probado, alguna caribeña me ha dejado más frío todavía.
