Si la comparamos con un toro, ha salido noble, pero le falta empuje. Apunta maneras, pero se desinfla un poco después de probarla. Tenía puestas muchas esperanzas en esta cerveza. La botella es preciosa, marrón muy oscuro, cierre "antiguo" tipo gaseosa, con una etiqueta a modo de sello por encima de la brida metálica. Muy bonita.
Al escanciarla en el vaso, su color es terroso, cobrizo, con una neblina que augura un buen trago. La espuma es muy generosa, casi dos dedos después de servir un buen vaso, de color tostado y densa, de la que se te queda en el bigote.
Todo (la marca, su producción "natural", la cervecera...no sólo la fachada) indicaba que iba a disfrutar más. Se parecía físicamente a las cervezas que más me impactan, oscuras, "férreas", fuertes, con presencia en la boca y que perduran en la lengua y en la cabeza.
Veamos por qué le ha faltado empuje. Al probarla le sobra cuerpo, es comestible, pero le ha faltado firmeza. Sí, tiene buen sabor, a cereal maduro, a miel, es floral...campestre, pero no tiene mucho carácter, no deja huella en la boca, está un poco "diluida". Es cuestión de gustos, por supuesto. Habrá quién valore la facilidad, la suavidad, al beber esta cerveza...y quizás es también parte de sus virtudes, es equilibrada, sabrosa y sencilla.
También es posible, dado el tipo de cierre que tiene, que la botella que yo he abierto esté un poco "al límite". Personalmente creo que es muy bonito pero no sé si es muy eficaz para una bebida tan viva y que depende tanto de sus burbujitas. Lo mejor es que la pruebes y me cuentes...jejeje.